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¿Innovar a ciegas? Mejor no

¿Innovar a ciegas? Mejor no

Innovar con estrategia: la importancia del portafolio de innovación

Innovar dejó de ser una opción para convertirse en una necesidad estratégica en un mundo altamente competitivo. Pero la pregunta clave es: ¿Dónde apostar al innovar? No se trata solo de hacer más, sino de hacerlo mejor. El secreto radica en diseñar un portafolio de innovación balanceado que permita diversificar riesgos y maximizar resultados.

¿Qué es un portafolio de innovación?

Un portafolio de innovación, similar a un portafolio financiero, busca equilibrar apuestas seguras con inversiones disruptivas. Según la Matriz de Ambición de la Innovación (Nagji y Tuff, 2012), la inversión en innovación se puede dividir en tres categorías:

  1. Core: Mejoras a lo que ya funciona. Baja incertidumbre, bajo riesgo.
  2. Adyacente: Nuevas ofertas para mercados conocidos o viceversa. Moderado riesgo.
  3. Transformacional: Innovaciones que cambian las reglas del juego. Alta incertidumbre, alto impacto.

Fuente: Adaptado de Nagji, y Tuff (2012).

Las empresas más exitosas históricamente han adoptado la regla 70/20/10: el 70 % de la inversión va a core, el 20 % a adyacente y el 10 % a transformacional. Sin embargo, una actualización reciente muestra que muchas organizaciones ahora operan bajo una proporción más cercana a 50/40/10, adaptándose a mercados más impredecibles.

¿Dónde conviene concentrar los recursos?

El equilibrio ideal de un portafolio de innovación depende de varios factores:

  • El sector: Empresas tecnológicas tienden más hacia lo transformacional, mientras que las de bienes de consumo prefieren mejoras incrementales.
  • La dinámica del mercado: En entornos inciertos, las inversiones transformacionales suelen disminuir.
  • La etapa de desarrollo: Startups apuestan más por lo disruptivo, mientras que empresas maduras buscan consolidación.

Incluso en el sector público, esta lógica es aplicable. Una estrategia de portafolio asegura que los recursos se distribuyan de manera eficiente para abordar objetivos diversos y maximizar el impacto.

Diversificar para innovar estratégicamente

Un portafolio de innovación bien gestionado no solo minimiza riesgos, sino que también permite explorar nuevas oportunidades con mayor claridad. La verdadera clave está en la diversificación: no apostar todo a lo conocido ni lanzarse al vacío sin estrategia. Así, la innovación se convierte en una herramienta que no solo asegura el presente, sino que también prepara a las organizaciones para los desafíos del futuro.

Conclusión: ¿Tu empresa innova con intención o improvisa?

La diferencia entre éxito e improvisación en innovación radica en una estrategia clara. Pregúntate: ¿Dónde apostar al innovar? Esta decisión no solo define dónde inviertes tus recursos, sino también cómo aseguras el crecimiento sostenible de tu organización.

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