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El propósito organizacional: filosofía y transformación

El propósito organizacional: filosofía y transformación

Un viaje hacia el propósito organizacional

Las certezas que guiaban nuestras decisiones, tanto en la vida como en el trabajo, ya no son suficientes frente a nuevas preguntas, realidades complejas y desafíos que nos exigen más que solo adaptabilidad, nos exigen transformación. En este contexto, muchos líderes y organizaciones siguen aferradas a estructuras que ya no responden al presente ni proyectan un futuro posible. Es tiempo de dejar atrás algunos paradigmas y de revisar el camino, el propósito y las preguntas que nos configuran. Algunos filósofos y pensadores nos pueden acompañar en las reflexiones.

El cambio tiene sentido en relación con lo que se conserva

Como decía Humberto Maturana, “lo importante, no es lo que queremos cambiar, sino lo que queremos conservar. Eso es lo que le da sentido al cambio.” En un mundo donde a menudo se valora el cambio por sí mismo, la innovación, la transformación y la ruptura con el pasado, esta frase nos recuerda que todo cambio significativo nace de un deseo de cuidar, proteger o preservar algo que valoramos.

Por ejemplo, una organización cambia su modelo de gestión, no lo hace solamente por adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, sino para conservar su propósito, su capacidad de aportar valor, o incluso para cuidar a sus trabajadores.

Matar a nuestros “dioses” para crear sentido

Inspirándonos en Nietzsche, el propósito organizacional también implica cuestionar los “dioses” del éxito financiero, la eficiencia y las jerarquías rígidas. Solo al replantear estos conceptos podemos descubrir nuevos sentidos que conecten a las personas y las organizaciones con un futuro más relevante y humano.

En este aspecto, debemos mirar sin miedo lo que hemos sostenido como verdad, y buscar nuevos sentidos desde la voluntad de poder, entendida ésta, como la capacidad de construirnos en relación con el mundo.

Las organizaciones también deben abandonar el estado actual, el automatismo de sus procesos, sus culturas tóxicas o burocracias sin alma, para redescubrir por qué hacen lo que hacen, para qué existen y a qué mundo quieren contribuir.

Del rendimiento al descanso contemplativo

La sociedad del cansancio, descrita por Byung-Chul Han, también está presente en las culturas laborales modernas. El propósito organizacional invita a recuperar la pausa y la reflexión para reconectar con el porqué detrás del trabajo, dejando atrás la autoexigencia agotadora y promoviendo el bienestar.

El arte de vivir bien

Siguiendo la filosofía de la eudaimonía griega, el propósito organizacional debe ir más allá de los beneficios económicos. Una organización comprometida con el florecimiento humano no solo genera ganancias, sino que también fomenta virtudes y propósito colectivo, promoviendo una vida profesional significativa.

Romper para recomenzar: una invitación necesaria

Desprenderse de viejos paradigmas no es un acto destructivo, sino creativo. El propósito organizacional facilita este proceso, permitiéndonos soltar certezas y abrir espacio para nuevas formas de liderazgo, trabajo y existencia. Al desconectar de la lógica consumista y reconectar con lo esencial, tanto individuos como organizaciones pueden trazar un camino más auténtico y alineado.

A nivel personal, podemos preguntarnos: ¿qué sentido tiene mi trabajo hoy? A nivel organizacional: ¿qué paradigma necesita ser dejado atrás para que emerja algo nuevo? A veces, para avanzar, necesitamos primero detenernos y desaprender.

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